El cortisol: Una de las razones por las que acumulamos grasa

Puede que estés haciendo todo lo que deberías para bajar de peso, llevas una dieta saludable, vas al gimnasio, pero aun así no pierdes una libra. Una de las causas de que esto suceda puede ser los altos niveles de cortisol o lo que es lo mismo estás estresado.

Lo que debes saber sobre el cortisol

Al cortisol se le conoce comúnmente como la hormona del estrés y entre sus efectos colaterales se encuentra el producir obesidad troncular, o sea, el cuerpo redistribuye la grasa hacia zonas específicas, por ejemplo, no llega la misma cantidad a los brazos y piernas que al abdomen.

Cuando estamos estresados o el nivel de glucocortoides en sangre es bajo, la glándula suprarrenal libera cortisol que es una hormona esteroidea cuyo fin primario es ayudarnos a sobrevivir, esto puede hacer que acumulemos grasa como respuesta inicial al instinto de supervivencia, aunque esto suele ocurrir cuando la persona tiene un mal estilo de vida.

El cortisol: Una de las razones por las que acumulamos grasa

Una vez que se activan nuestros programas de supervivencia el cuerpo comienza a retener líquidos para que tener suficiente en caso de que se rompa el tejido muscular. Durante este periodo de tiempo también se aumenta de peso.

Por si fuera poco, el nivel de cortisol elevado propicia una mayor liberación de glucosa por parte del hígado y también exige una demanda de ácidos grasos al tejido adiposo, todo con el fin de tener suficiente energía para asegurar la sobrevivencia. Durante el proceso de evolución del hombre este periodo de estrés era solo por un corto periodo de tiempo, pero actualmente pasamos gran parte de nuestra vida estresados dando lugar al sobrepeso y la obesidad.

Síntomas de altos niveles de cortisol

  • Pérdida de memoria propiciada por el daño que causa el cortisol a las conexiones entre neuronas.
  • Cansancio permanente, aunque no realices ninguna actividad física, hipertensión, calambres musculares, pérdida del apetito o gula, cefalea, interrupción en la menstruación, infertilidad, palpitaciones, orina frecuente y problemas digestivos.
  • Bajan las defensas del organismo.
  • Comportamiento bipolar, ganas de llorar, irritabilidad, ira y falta del sentido del humor.

¿Por qué el estrés da hambre?

Cuando se eleva el cortisol también lo hace la insulina lo que provoca un aumento del apetito por alimentos dulces, esto no solo hace que engordemos, también genera grandes cantidades de sustancias inflamatorias que van a parar al hígado.

El cerebro también se ve afectado y trata de compensar el bajo estado de ánimo con pequeñas recompensas, en este caso, alimentos que sepan bien, por ejemplo, papas fritas, helados, dulces industriales que además crean adicción por lo que mientras más comas más ganas tendrás de seguir ingiriendo este tipo de alimentos.

Por último, la leptina es la hormona que se encarga de avisarle al cerebro que ya estamos satisfechos, esta es secretada por las células de grasa, pero cuando hay mucha fructosa (el azúcar de las frutas) en sangre, su función se ve obstaculizada. En niveles normales la fructosa no causa problema, pero cuando es demasiada el hígado la transforma en grasa y esto también contribuye al aumento de peso.

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