Las fajas reductoras ¿buenas o malas para la salud?

En la actualidad, son muchas las personas que recurren a fajas reductoras para recuperar su figura tras el embarazo, aunque muchas otras las utilizan para bajar de peso o quemar grasas. Además, los expertos afirman que siempre es necesario tener mucho cuidado al utilizarlas, especialmente si se usan de forma recurrente.

Famosas como Jessica Alba, quien ha revelado el uso de fajas después del nacimiento de sus dos hijas, obteniendo una obsesión por volver a lucir un cuerpo delgado, llegando a utilizar dos fajas a la vez durante algunos meses. Así mismo, Gwyneth Paltrow, otra de las celebridades que ha utilizado estos productos después del nacimiento de su hijo.

Por si fuese poco, Kim Kardashian en la desesperación por recobrar su esbelta figura, y después de dar a luz, lo primero que hizo fue utilizar una faja reductora hasta las rodillas. Resaltando que incluso, antes de quedar embarazada, esta famosa ya era adicta al uso de las fajas.

Este tipo de productos como fajas, cinturones, corsés y pantalones, son prendas desarrolladas con materiales como nylon y spandex, que desde su diseño en 1950, hasta la actualidad, son utilizados por cientos de mujeres de todo el mundo en búsqueda de la obtención de una figura perfectamente delineada.

Según algunos expertos, cuando utilizas una faja para modelar el cuerpo, debes tomar en cuenta que necesitas contar con un objetivo específico, y después de cumplirlo, debes abandonar su uso. Esto debido a que una faja aumenta el calor y la humedad en la zona, además de ejercer presión y roce continúo sobre los tejidos. Con esto impide la ventilación normal del cuerpo y te limita la movilidad corporal, así como la actividad de la musculatura.

En cuanto a la forma en que se obtiene el efecto reductor, éste se produce por una compresión selectiva de los tejidos, aumentando el calor secundaria a ellas, la vasodilatación de los pequeños vasos sanguíneos y linfáticos existentes en dicha área, lo que conduce a la pérdida de líquidos intersticiales. Estos son algunos de los elementos que influyen en los efectos moldeadores.

Sin embargo, los resultados que se obtienen con estas fajas, deben ser analizados según cada caso, puesto que es relevante examinar el tipo de material de fabricación de cada faja. Es decir, los elementos de mayor permeabilidad como las de lycra y algodón, suelen ser menos efectivos por guardar menos el calor, aunque liberan de mejor forma la humedad, que en muchos casos pueden generar alteraciones de la piel como la aparición de micosis u hongos.

Por el contrario, materiales de gran impermeabilidad como el neopreno, cuentan con la propiedad de ser fabricados sin costuras, lo que evita roces poco deseados y ruptura de adipositos en zonas indeseadas.

Además, cuando se utiliza una faja de forma permanente, esta tiende a eliminar la función de contener la pared abdominal, es decir, que cualquier músculo que presente inactividad por cierto tiempo, suele perder su entrenamiento, tonicidad y termina atrofiándose. En términos sencillos, una persona que utiliza faja permanentemente, únicamente debilita su musculatura.

En términos generales, podemos decir que las fajas reductoras pueden ser una buena alternativa después de la realización de una cirugía como la lipoescultura o una abdominoplastía, pues facilitan el proceso de cicatrización profunda de los tejidos, además de inmovilizar la región operada para protegerla. Sin embargo, debemos resaltar que en la pérdida de peso, las fajas no brindan mayores resultados, pues únicamente te hacen perder líquidos que luego recuperas.