La displasia de cadera es una alineación incorrecta, o deformación de la articulación de la cadera. Bien sea por tratarse de una condición congénita, o también puede ser adquirida por el paso de los años. Además, una persona puede llegar a tener displasia de cadera en ambas caderas (displasia bilateral), o en una sola (displasia unilateral).
Este tipo de condiciones suele presentar mucho dolor, y cualquier persona que las experimente, podrá confirmarlo debido a estas circunstancias. Es conveniente mencionar que la articulación de la cadera tiene la capacidad de soportar tres veces el peso corporal. Es decir, si una persona pesa 160 libras, la cadera puede soportar 480 libras de fuerza y presión. Por esto, es necesario ser suave con una articulación de la cadera.
En estos casos, los ejercicios de yoga se encargan de estirar y fortalecer los músculos. Además, al tomar estos ejercicios para el tratamiento de la displasia o cualquier otro dolor de cadera, es importante considerar el método de yoga que sea más apropiado. En este sentido, los movimientos deben realizarse lentamente y con mucho cuidado, puesto que se trata de la construcción de los músculos de soporte en las articulaciones de la cadera.
El yoga terapéutico, yoga restaurativo, yoga suave de Hatha, o yoga de Anusara, son algunos ejemplos de estilos que mantienen posturas. Por el contrario, movimientos como el Power Yoga, Yoga Flow y Vinyasa, no son aconsejados en estos casos, esto debido a que se centran en movimientos con un ritmo más acelerado.
Ejercicios de yoga para tratar la displasia de cadera
Los ejercicios de yoga, generalmente sirven para aliviar los dolores de la cadera y en algunos casos, colabora con la sanación. Es importante recordar que estos movimientos hay que realizarlos de forma lenta y con mucha atención, especialmente para evitar dolores en la espalda. Además, es recomendable consultar con un médico especialista para que recomiende la rutina de ejercicios más adecuada.
1. Postura gato – vaca
Apoyándote en las manos y rodillas, con las muñecas colocadas debajo de los hombros y las rodillas por debajo de las caderas. Mientras estás inhalando, debes doblar los dedos hacia adentro, dejando caer el abdomen para luego dirigir la mirada hacia arriba. Al momento de exhalar, desdobla los dedos, redondea la espina y deja caer la cabeza para dirigir la vista hacia el ombligo. De estos ejercicios puedes hacer desde 6 hasta 10 repeticiones.
2. Postura del niño extendido
Primero debes colocarte con las rodillas separadas, con los dedos gordos de los pies juntos y sentándote sobre los talones. A continuación, puedes estirar los brazos sobre la cabeza, flexionando el tronco hacia adelante para presionar con las manos hacia atrás, al mismo tiempo en que mantienes pegados los glúteos a los talones.
Seguidamente, puedes estirarte desde las caderas hacia las axilas y luego desde éstas hacia las puntas de los dedos. Debes tener los hombros alejados de las orejas para poder extender los hombros hacia afuera, manteniendo el húmero conectado con la escápula. De esta forma, puedes relajar la parte posterior del cuello para alargarlo y así, la frente puede descansar sobre el suelo. Por último, debes empujar la pelvis hacia el frente y las costillas se colocan en la parte interior de los muslos.
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