Preparar carrera running

El entrenamiento previo a una competición de running determina, en gran medida, el rendimiento posterior del atleta. Conseguir poner el cuerpo y la mente en las condiciones óptimas para competir es el objetivo perseguido, el cual implica adoptar una serie de decisiones que, en ocasiones, van en contra de algunas de las pautas generalmente extendidas.

Un error frecuente en este sentido es, por ejemplo, estirar justo antes de comenzar una carrera. En ese momento los músculos y el organismo no están preparados para ser sometidos a ese estrés intenso, lo cual limitará su posterior rendimiento. La enorme importancia que tiene estirar justo después de una carrera ha generado esta aplicación indebida antes de hacerlo. Lo idóneo es realizar tres series de skipping delantero y trasero para poner a tono la musculatura. También es un error realizar series de sprints con las que solo conseguiremos que ese dinamismo rápido se grabe en la memoria del organismo, comenzando la carrera a una velocidad mayor de la que se desea. Es preferible hacer series moderadas de varios minutos e iniciar la prueba a ritmo para intensificar el calentamiento.

Tan importante como lo que se hace minutos antes de la competición es lo que se ha venido haciendo en las horas y los días previos. Así, los dos o tres días anteriores es obligado un descanso reparador, la realización de entrenamientos suaves o, mejor todavía, la alternancia entre ambos. Muchos entrenadores consideran apropiado combinar dos días antes de la prueba un descanso absoluto y, la víspera, un descanso activo. Coinciden en cualquier caso en realizar un entrenamiento de máxima calidad tres días antes de la competición, con exigencia y búsqueda de tiempos próximos a las marcas de referencia. Contar con un preparador especializado es lo mejor para que él se encargue de ajustar la últimas cargas de trabajo, si bien es cierto que el “ensayo-error” es la fórmula mejor para adecuar los pasos a seguir cuando el atleta se encuentra sin apoyo.

Las comidas previas a la competición deben ser ligeras, tanto la cena como el desayuno, aunque por supuesto sin pasar hambre. También es fundamental dormir bien, a pierna suelta, lo cual no siempre es posible cuando se está nervioso. Sea como sea, resulta regenerador pasar una buena noche y, para ello, es conveniente incluso no echarse la siesta -si se tiene por costumbre- durante la tarde anterior para lograrlo. El día de la competición es fundamental llegar pronto a la prueba, con calma y con toda la equipación dispuesta y revisada. Ello implica verificar que los cordones de las zapatillas se encuentran bien atados, el dorsal colocado, el cronómetro listo y todo en su sitio. La concentración es fundamental, lo mismo que la motivación. Es muy beneficioso realizar ejercicios de visualización positiva, imaginando esa participación exitosa que favorezca un estado de ánimo optimista, el cual siempre conlleva mejores resultados. Así mismo es importante observar a los competidores, situarse correctamente en el cajón y tener en la mente la marca y la estrategia de carrera que se aplicará.

En resumen, resulta fundamental realizar una preparación correcta no solo en los minutos previos a la competición, sino desde la semana anterior a la misma. Entrenamiento intenso tres días antes de la carrera, reposo total el penúltimo día y entrenamiento moderado la víspera son los pasos adecuados a seguir. Una alimentación ligera, aunque nutritiva, y dormir lo suficiente deben ser el preludio al día de la verdad, cuando además de llegar con tiempo, calma y todo preparado a la competición se realizarán ejercicios de skipping y series prolongadas a ritmo ajustado, al tiempo que se efectúan ejercicios de concentración y visualización positiva.

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