Aceite de árnica

También conocida como tabaco de montaña o con el sugestivo nombre de estornudera. El árnica no es una planta específica, sino más bien se trata de todo un género.

La más utilizada y común en botánica es la Árnica montana L. Endémica en zonas altas de Europa y América. Aunque no está en peligro de extinción, su cantidad se ha reducido por la contaminación, a la que es realmente sensible, y por el abuso en su recolección.

En este caso, el aceite de árnica se obtiene a partir de la maceración de las flores frescas o secas de la planta. De color amarillento intenso, estas flores se recogen a finales del verano y se sumergen durante algún tiempo en un aceite que va extrayendo sus propiedades curativas.

El aceite es utilizado en el tratamiento de lesiones deportivas, dolores musculares, hematomas, hinchazón e inflamación. Se puede preparar en casa, pero también es posible encontrarlo en la mayoría de tiendas naturistas.

Propiedades del aceite de árnica

  • Al masajear el aceite sobre la piel, produce calor y, con ello, propicia que la sangre de esa zona fluya con mayor rapidez. Por ello es eficaz para tratar golpes y contusiones, ya que previene la aparición de hematomas.
  • En procesos de congelación, evita que salgan ampollas y dolor.
  • Es antibacteriana y antivírica, por lo que también funciona bien en el tratamiento del acné e infecciones cutáneas, siempre que no existan heridas abiertas o sangrantes.
  • Es un aceite perfecto para el dolor producido por el ejercicio intenso y las agujetas. El aceite de árnica es el preferido por los deportistas.
  • De igual modo, sirve para tratar las molestias de la artritis, luxaciones, esguinces, golpes, moretones, inflamaciones cutáneas, e incluso, flebitis.

Aceite de árnica

Preparación del aceite de árnica

Aunque el preparado, mezclado incluso con otros aceites esenciales, es muy habitual en herbolarios y parafarmacias, es posible elaborar aceite de árnica casero sin ningún tipo de problema. Para ello, sigue la proporción e ingredientes siguientes:

  • Dos cucharadas grandes de flores secas que puedes deshidratar tú mismo o adquirirlas ya en dicho estado. No valen las frescas, ya que contienen mucha agua.
  • 1/4 de litro de aceite base. El mejor es el de almendras, pero también puedes usar de girasol, jojoba o aguacate.

Deja macerar durante una semana en un lugar oscuro. Pasado este tiempo, cuela la infusión y ya está lista para utilizar, siempre de forma tópica y externa.

Consideraciones

La toxicidad del árnica fue descubierta en pleno Renacimiento, cuando comenzó a usarse de forma oral para remediar distintos males.

El resultado fue tan desastroso que, desde entonces, la planta ha sido calificada como venenosa en su uso mediante su ingesta.

Los componentes peligrosos del árnica son la helenalina y la dihidrohelenalina. Solo hay que utilizarla de forma tópica o siguiendo un riguroso plan bajo la supervisión de un especialista. De lo contrario, puedes exponerte a:

  • Vómitos, mareos, diarreas y problemas estomacales severos.
  • Desubicación y alucinaciones.
  • La tintura de la planta es abortiva o puede dañar irreparablemente el sistema neurológico del futuro bebé.
  • Las flores en grandes cantidades son mortales. Basta una pequeña dosis de tintura para que sea letal.

Por ello, utiliza el aceite de árnica únicamente por la vía tópica formando parte de aceite de masajes.

Write a comment:

Your email address will not be published.

Logo_footer   
     © 2020 Online Personal Trainer