
El ajo constituye un alimento con una gran contradicción. Alabado por muchos gracias a sus propiedades saludables, pero denostado por otros por su olor desagradable e intenso y característico sabor que perdura durante bastante tiempo. Lo cierto es que las propiedades ajo y sus beneficios han hecho que sea un producto muy apreciado por profesionales de la salud, como por los expertos de la cocina.
Cabe mencionar que el ajo pertenece al grupo de las hortalizas, a la familia de las Liliáceas y el género Allium. Esta clasificación hace que esté en el mismo género que las cebollas o los puerros, ya que comparten varias características. Asimismo, existen tres variedades de ajo: el ajo blanco o ajo común, el ajo morado y el ajo tierno, que es el bulbo de la planta sin madurar.
Propiedades del ajo
Las propiedades beneficiosas de este alimento se atribuyen, principalmente, a ciertos componentes azufrados que confieren al ajo una propiedad de alimento funcional natural, debido a su relación con la prevención en la aparición con algunos tipos de cáncer. Y es que, existen en la actualidad innumerables trabajos que relacionan al ajo con determinados tumores, entre los que se encuentran el gástrico o el de colon.
Sin embargo, y a pesar de este hecho, muchas veces se habla del ajo como un súper alimento que combate todo tipo de cáncer y esto no está demostrado en absoluto. Cuando se trata de establecer relaciones entre alimentos y salud, es recomendable asesorarse adecuadamente con un experto, aunque lo cierto es que sí, son muchos los procesos en los que el ajo está involucrado.
Poderes del ajo
El ajo se ha relacionado de forma directa y beneficiosa con enfermedades cardiovasculares, debido a su capacidad de dilatación o ensanchamiento de los vasos capilares, que son los más estrechos, y ayudar así a la sangre a fluir en procesos de hipertensión arterial.
El ajo tiene cierto efecto en la reducción del denominado colesterol malo y de los triglicéridos sanguíneos. Así puede resultar útil en casos de hipercolesterolemia o hipertrigliceridemia.
La alicina, presente en el ajo, posee también la capacidad de aumentar la expectoración, es decir, la expulsión de secreciones del aparato respiratorio, así que se puede usar, conjuntamente con los líquidos, como un buen expectorante en procesos catarrales, gripales o alérgicos, mejorando considerablemente la sintomatología más molesta como la congestión.
El ajo también se ha convertido en un gran aliado de la seguridad alimentaria, ya que es un poderoso desinfectante frente a algunos de los microorganismos que más intoxicaciones alimentarias causan, como es el Campylobacter. De esta forma, siempre es más seguro para la salud conservar una carne picada con ajo añadido que sin él. Este recurso se ha venido utilizando desde antaño al añadir ajo en las preparaciones de maceraciones o adobados.
El ajo, como la mayor parte de alimentos altos en agua y potasio, constituye un eficaz diurético, ayudando a prevenir la acumulación de líquidos, ya que mejora el volumen de orina expulsado.
La alicina reduce la capacidad de coagular de la sangre, por lo que es útil en casos de cierta tendencia a formación de trombos sanguíneos. Sin embargo, esta cualidad tiene un lado positivo, que es el comentado, y otro negativo, ya que ante una herida o intervención sería más difícil detener la hemorragia.
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