En primer lugar, es importante conocer que los tendones son tejidos que se encargan de conectar los músculos con los huesos. En estos casos, la tendinitis del tendón de Aquiles o también conocida como tendinitis aquílea es una lesión muy común que puede ser sufrida en dicha área del cuerpo (el tendón de Aquiles), ocasionando dolor y rigidez justo por encima del hueso del talón.

Asímismo, debemos destacar que el tendón de Aquiles suele ser muy fuerte, mismo que se ubica en la parte posterior del tobillo, y conecta los dos músculos de la pantorrilla con el hueso del talón. Este tendón se conforma por un gran número de fibras de colágeno.

Existen diferentes formas en que puedes sufrir una lesión del tendón y conducir la tendinitis aquílea. El tejido que rodea el tendón puede verse inflamado aunque también puede llegar a gastarse o degenerarse, pueden formarse quistes (bolsitas de líquido) dentro del tendón o pueden producirse pequeños desgarros en las fibras. Cabe destacar que este tipo de lesión, puede ser muy frecuente en especial en los deportistas, aunque también puede afectar a cualquier persona en general.

Tendinitis aquílea: síntomas

El principal síntoma que suele presentarse ante una tendinitis aquílea es el dolor y rigidez, que se desarrollan gradualmente por encima del hueso del talón. Al principio puedes sufrir dolor sólo después de descansar, como en situaciones donde recién te levantas por la mañana. En estos casos, debemos mencionar que el dolor puede aliviarse a través del ejercicio físico.

Con el transcurso del tiempo, a medida en que empeora el problema puedes experimentar dolor después de hacer ejercicio, y por último, durante el ejercicio físico. En este sentido, el tendón que pasa por encima del talón, puede sufrir de una leve inflamación y sentirse rígido.

Tendinitis aquílea

Tendinitis aquílea: causas

La tendinitis aquílea puede producirse debido a uso excesivo, y es una lesión comúnmente observada en deportes que requieren correr y saltar. Una tensión repetida sobre el tendón, puede ocasionar los cambios microscópicos. También debemos mencionar que puedes tener mayores probabilidades de desarrollar tendinitis aquílea si sueles realizar acciones como las siguientes:

  • Aumentos demasiado rápidos en tus niveles de actividad, ya sea en distancia, velocidad, tipo de actividad.
  • No dejar el tiempo necesario de recuperación entre cada sesión de entrenamiento.
  • Cambiar de superficie de entrenamiento habitual.
  • Utilizar calzado inadecuado.
  • Contar con movimiento limitado en el pie, por ejemplo, pie plano.
  • Contar con movimiento limitado en los miembros inferiores, por ejemplo, mínima flexibilidad en la pantorrilla.
  • Contar con poco rango de movimiento en el tobillo.

Tendinitis aquílea: diagnóstico

En cualquiera de los casos, tu médico o fisioterapeuta puede preguntarte sobre tus síntomas, además de realizar los exámenes correspondientes. También es posible que te pregunte sobre tu historial clínico. En estas situaciones, puedes ser sometido a diferentes exámenes para observar el tendón de Aquiles lesionado, por ejemplo, un ultrasonido, un examen imaginológico por resonancia magnética, entre otros.

Tendinitis aquílea: tratamiento

El tratamiento para la tendinitis aquílea depende principalmente del grado de la lesión. En estos casos puedes utilizar métodos distintos según la gravedad de la lesión, realizando varias cosas que pueden ayudar como:

  • Utilizar una elevación pequeña por debajo del talón en el calzado de ambos pies, esto para reducir la carga sobre el tendón de Aquiles y aliviar el dolor al caminar.
  • Reducir la intensidad y duración de los ejercicios.
  • Utilizar calzado que sujete adecuadamente el pie.
  • Evitar andar descalzo por la casa.
  • Estirar los músculos de las pantorrillas.
  • Aplicar hielo 10 minutos cada dos o tres horas durante la fase aguda utilizando siempre un paño entre el hielo y la piel.
  • Utilizar medicamentos recomendados por un experto.
  • Llevar programas de fisioterapia referidos por un profesional de la salud.
  • En último caso puedes acudir a la cirugía si los síntomas no ceden luego de unos seis meses de tratamiento.
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