El índice glucémico (IG) es un sistema que se utiliza para medir la respuesta glucémica de un alimento que posee una cantidad de carbohidratos similar a los del alimento de referencia glucosa. Gracias a este sistema, es posible comparar la calidad de los diferentes carbohidratos que son contenidos en alimentos de forma individual, y al mismo tiempo, proporciona un índice numérico que se basa en medidas de la glucemia tras su ingesta.
Aunque son muy pocos, la gran mayoría de alimentos contienen ciertas proporciones de carbohidratos. Pero desde un ángulo nutricional, no sólo la cantidad de carbohidratos es importante, sino también la velocidad en que sean digeridos y absorbidos por el organismo. El hecho de conocer esto, es vital para determinar enfermedades como la diabetes, pues aquí deben controlarse los niveles glucémicos. Así mismo, es muy útil en la práctica del deporte, ya que brinda información acerca de los alimentos más beneficiosos en cuanto a energía o reservas energéticas.
Para poder establecer el índice glucémico de un alimento en especial, puede recurrirse a voluntarios que en ayunas, permiten la medición de glucemia en un laboratorio y después de ingerir una cantidad determinada del alimento en cuestión. Estas mediciones de glucemia se deben realizar en intervalos de tiempo establecidos previamente. Los resultados son comparados con los de un producto de referencia como la glucosa o el pan blanco y al cociente entre las áreas de las respectivas curvas, se le conoce como índice glucémico.
Problemas por alimentos de índice glucémico elevado
Cuando se incrementa de forma rápida el nivel de glucosa en la sangre, la insulina es segregada en grandes cantidades. Sin embargo, como las células son incapaces de quemar adecuadamente toda la glucosa, el metabolismo de las grasas tiende a activarse para iniciar a transformarla en grasas. Este tipo de grasas son almacenadas en las células del tejido adiposo.
Además, el código genético del ser humano se encuentra programado de esta forma para permitir una mejor supervivencia en periodos de escasez de alimentos. En este sentido, cuando nunca llega un periodo de hambruna después de un gran atracón, todas las reservas grasas se quedan totalmente inutilizadas y allí, es donde se genera la obesidad.
A continuación, toda la insulina que ha sido segregada, logra que el azúcar abandone el torrente sanguíneo y después de unas dos o tres horas, el azúcar en la sangre baja de su nivel normal, provocando un estado de hipoglucemia. Cuando pasa esto, el cuerpo siente una necesidad de devorar más alimento y, cuando se vuelve a ingerir más carbohidratos para saciar esta hambre por la bajada de glucosa, se vuelve a segregar una nueva gran dosis de insulina, entrando así a un círculo vicioso que se repetirá varias veces en pocas horas.
Es más, este proceso es comúnmente aplicado al ganado para lograr un engorde artificial a través de la suministración de dosis periódicas de insulina. Incluso, algunos expertos en la materia han llegado a llamar a la insulina como ‘la hormona del hambre’.
Por otro lado, debemos resaltar la gran importancia que tiene el índice glucémico para personas que sufren de enfermedades como la diabetes, esto porque este tipo de personas deben evitar las subidas repentinas y rápidas en los niveles de glucosa en la sangre.
Así que, ya sabes la importancia para mantener a raya la grasa el escoger alimentos de moderado y bajo índice glucémico.
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