Las transaminasas GOT, GPT y GGT, son transaminasas hepáticas, enzimas de las funciones del hígado, que su alteración puede conducir a la alteración hepática. En estos casos, los valores normales tanto de GOT como de GPT son inferiores a 35 UI/L, mientras que los niveles normales de GGT son entre 4 y 60 UI/L. Recordando que el hígado es un órgano con múltiples funciones en el cuerpo, debemos resaltar su gran importancia en diversas culturas.
El hígado se encarga de la fabricación y secreción de bilis, que facilita la digestión de las grasas, relaciona colesterol al exterior y elimina bilirrubina. Este órgano también aporta al organismo como fuente de energía glucosa y ácidos grasos, sintetiza proteínas transportadoras de hormonas por la sangre, además de servir de almacén de vitaminas, aunque también ayuda en la síntesis de alguna de ellas. También funciona como depósito de metales esenciales en el metabolismo normal, algunos como el hierro, zinc, cobre, entre otros.
Por si fuese poco, el hígado actúa en la fabricación de albúmina, proteína por excelencia que gestiona el balance hidrosalino, y que también efectúa una fagocitosis de elementos extraños. En el hígado también son transformados los productos tóxicos, fármacos y sustancias extrañas, convirtiéndolas en otros fácilmente eliminables por medio de la orina o por la bilis, proceso del que se encargan las transaminasas.
Un análisis que demuestre la elevación de las transaminasas, puede tener varias causas. En el caso de la hepatitis vírica, suele haber niveles elevados de transaminasas, con ictericia. En estos diagnósticos, el estudio es importante para las serologías, incluyendo virus de hepatitis A, B, C y demás. La hepatitis tóxica que es producida por el consumo de alcohol, heroína o fármacos como estrógenos o hipolipemiantes, que puede generar síntomas de la vírica.
Aunque otra causa de transaminasas altas, puede ser la colestasis, obstrucción al paso del jugo biliar, a nivel hepático, con lo que se acumulan las secreciones en regiones anteriores a dicha obstrucción, la bilirrubina pasa a la sangre y conduce a ictericia, la bilis se estanca en el hígado, elevando dos enzimas: la GGT y la fosfatasa alcalina.
De esta forma, las transaminasas dan señales de alteración hepática. Pero para conocer el estado de la función hepática de una mejor forma, también se piden la hiperbilirrubinemia mixta, el descenso de la albúmina, el tiempo de protrombina, niveles de amonio en suero, así como la determinación de ácidos biliares.
Además, la bilirrubina tiende a incrementarse por problemas hepáticos, especialmente por la incapacidad de secreción de bilis, que eleva la bilirrubina conjugada. También es incrementada la bilirrubina en determinadas enfermedades por depósito de lípidos, hidratos de carbono o metales como el hierro o cobre.
En el caso de la elevación de la fosfatasa alcalina, es posible presentar una alteración hepática o del metabolismo óseo. Siendo normal encontrarla elevada en niños, debido a que su metabolismo óseo está muy acelerado. Asímismo, otros de los factores de la coagulación son dependientes del hígado, pues se sintetizan en este órgano. El tiempo de protrombina, es alterado en la insuficiencia hepatocelular, o por deficiencia de vitamina K.
La proteína de las albúminas, supone el 50% de todas las proteínas séricas. Su estado permite evaluar el estado de nutrición de un individuo, esto gracias a que disminuye con un insuficiente aporte nutricional. La albúmina es sintetizada en el hígado, motivo por el que también informa sobre el estado funcional del parénquima hepático con relación a la síntesis proteica.
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